LG
Así es, y no les han mentido señores, Santorcaz había dejado al Casimiro, casi hecho un duque, pues no le quedaba ni pizca del aspecto bruto que había traído consigo, salvo su sesera que se asemejaba a la de un mosquito de tan minúscula que era.
Efectivamente, cada vez que abría la boca, hasta los bichos salían espantados, es que el pobre se había criado entre cabras y no sabía desenvolverse entre la gente. Y hablando de cabras y a fuerza de decir verdad, hacía ya semanas que el Casimiro no veía ni una cabra sabrosona, de esas que vivía enamorado, de modo que ya las estaba echando de menos y sentía la necesidad entre las piernas. Cómo habrá sido que hasta se había entusiasmado con Juan, el Sanguinario, pues cada vez que lo veía, montaba una carpa de padre y señor nuestro.
Y en esos pensamientos libidinosos y mariconcetes estaba, cuando la Pitones bajó corriendo, como alma que lleva el diablo, las escaleras que daban a los aposentos de altos donde había espiado por la cerradura, al pirata Juan.
La Carmela la vio venir derechito hacia ella, y de la intriga fue a su encuentro, reuniéndose en el centro del salón.
Pero qué ej lo que te ha pasao mi niña, parece que has visto un fastasma de cómo traej la cara. –La Pitones la tomó de un brazo y arrastrándola hacia un rincón, le hizo señas de que bajara la voz.
Calla mujé, que nadies debe enterarse de esto, joé… Lo he visto al mozalbete, en cueritos… ¡Aaaaaaay, virgencita santa! Que nunca he visto nada igual, y mira, Carmela, que he visto culoj de todos los tamaños y todos los colores… pero a fe mía que nunca he visto uno tan perfectamente redondo como el que vi, además, además… -Y acercándose al oído de la Carmela le cuchicheó algo que hizo que la gitana ahogara un grito de estupor.
Que no puede sé, niña, no es posible… -Pero de golpe debió cerrar el pico, porque el Sanguinario, bien acicalado y con sus ropas impecables, bajaba a tomar su cena, ajeno a los chismorreos de las gitanas.
Ni bien pasó delante del Casimiro, lo miró de hito en hito sin reconocer al bruto que había visto unas horas antes. Y el Casimiro… al Casimiro se le cayeron las babas sobre el plato de Santorcaz que aún seguía comiendo chorizos con pelo y ahora también estaban adornados con barba inerte, pues la mirada de Juan se le antojaba más excitante que las de las cabras que conocía, con lo cual, su pantalón creció varios talles sin que pudiera, ni quisiera, evitarlo, sí señor. Luego se dirigió al barbero, con quien había cogido confianza merced a sus artes y le dijo:
Mire usté don Santatorcaza, este niñato me hace saltar el ganso más aún que la Eleonora, la cabra más guapa con la que me ido pal monte. ¿Qué le digo pa clavarle la lanza? Digamé usté que es tan sabioso, que no me aguanto más, hombre…
El barbero abrió los ojos de manera descomunal, tal la sorpresa que se llevó, pues sabía que el Casimiro era bruto como un arado, pero nunca pensó que fuera mariconazo confeso…
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Mirá, Manuel, antes de seguir la historia me reí a lo loco con tu capítulo y eso que ya lo había leído varias veces, pero cada vez que lo hago no puedo aguantarme, "quillo". Jajajajaaaaaaa
ResponderEliminarSalmorelliiiiiiii... ¡despertate! Nos estás haciendo trabajar doble turno miarma, que esas no son cosas que haga el Gran Priorato... ¡Pardiez!
Lo único que les digo, es que con ustedes dos, es imposible aburrirse.
Besazos truhanes.
Coincido con Liliana, es imposible aburrirse con ustedes... ¡con los tres!
ResponderEliminarHacía un tiempo que no pasaba por la hostería y me divertí muchísimo con cada capítulo.
Gracias por brindarnos un momento de excelente humor.
Mi saludos para todos.
Este Salmorelli...
ResponderEliminarEspero que vuelva pronto para hacerme pensar el próximo capítulo. De todos modos ahora no podré continuar.
Y a ti Liliana te digo que no vuelvas a mencionar traseros redondos que dada la actual coyuntura se me nubla la razón.
Juan espero verte por aquí a menudo. A esta historia no le queda mucho y aún alguna sorpresa.
Gracias a todos.
Uyuyuy... que la hosteria anda revoleá, ...el cabrero está hecho un pincel, de lo irreconocible que lo han dejao, Juan el sanguinario parece que con el sexo cambiao, lo que por otra parte le viene rebien al cabrero si lo supiera, la Carmen y la Pitones reconcilias y de secretos, y Santorcaz descolocao por la salida de mariconcete del cabrero !pardiez, si que hay tarea pa tanto entuerto!, ja,ja,ja... porque no hay que olvidar que desde luego, habrá que enseñarle al cabrero -ahora que está hecho un don juan de pies a cabeza, incluido olores-, aquello de no es verdad angel de amor... que un tenorio, es un tenorio
ResponderEliminar!Bien Lili, bien!, !bravo!, !bravísimo!, !bravísimooooo!
Un besote, por supuesto y como podreis suponer, de los gordosss
YO NO TENGO MUY CLARO CUAL FUE LA SORPRESA DE LA PITONES,PERO DESDELUEGO UN CULITO ASI,QUITA EL SENTIO A CUALQUIERA,AHORA SOLO FALTA SABER SI ESE CULITO TENIA PELOS COMO EL CHORIZO O ESTABA PELAITO JAJAJAJAJJAJJ.
ResponderEliminarMUY BUENO LILI!!!!
UN BESAZO PARA TODOS.
SALMORELLI PONTE LAS PILAS QUE LOS TRES MOSQUETEROS ANDAN COJITOS,PALANTE!!!!!!
Tu sitio es muy agradable de leer,tus letras y las imagenes muy buenas,me encanta venir por aqui,seguire pasando,mucha luz y hasta pronto.
ResponderEliminarme gusta tu texto es realmente muy agradable de leer
ResponderEliminarHolaaaaaaa, estuve unos días sin Internet (otra vez) y me estaba perdiendo este capítulo...
ResponderEliminar¿El cabrero entusiasmado con el pirata? Jajajajajajaaa Voy a esperar los consejos que le da Santorcaz...
Lili, jajajajaja ¡Qué bueno!
Besos a todos, apúrense Manuel y Salmorelli, quiero saber cómo sigueeeeeeeeeee.
Gracias Juan Sin Nombre, es verdad, aquí uno se divierte, sí o sí :)
ResponderEliminarBesotes, nos vemos.
¡Vaya, Manuel! ¿Cuál es tu "actual coyuntura"? Jajajajaaaa
ResponderEliminarEso sí coincido con vos, vamos a tener que apurar a Salmorelli :)
Besos y cariños, querido amigo.
Que sí apm, bien revoleá anda la hostería, la historia todavía tiene paño pero estos truhanes me han abandonado miserablemente, jajajajaja
ResponderEliminar¡¡Gracias, amorosa!!
Muchos besos, de esos bien gordotes.
Esa es la idea Marita, que no tengas en claro qué vio la Pitones, así te dejamos con la intriga...
ResponderEliminar¡Y claro que palante! Con mis niños o sin ellos, jajajajja
Besotes, reina.
Gracias, Lely Vehuel, es reconfortante saber que este sitio te parece agradable...
ResponderEliminarNos vemos.
Cariños
Muchas gracias, Angus, esa es la idea, pasar un rato divertido y a gusto...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¿Otra vez sin Internet? Palos a la Telefónica, Nirvana, no es cosa que te andes perdiendo los últimos capítulos de la hostería, jajajajaja
ResponderEliminarA tener un poquitín de paciencia, todos estamos ocupadísimos, pero aquí nos quedamos, firmes al pie del cañón :)
Besos
Me hiciste reír en grande, Lili. La verdad es que no te conocía (después de tantos años) este estilo humorístico y para colmo medieval. Lo hacés de maravillas.
ResponderEliminarY debo decir que encontraste dos magníficos compañeros de ruta, los tres son impagables.
Felicitaciones a todos.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias Charly por la parte que me toca. Nirvana, Angus, Lely, Mary, Apm, Juan, gracias a vosotros también. Entre hoy y mañana sacaré un nuevo capítulo.
ResponderEliminarYA ESTAS TARDANDO MANUEL!!!!!!
ResponderEliminarYo que pensaba que llegaría tarde y me encuentro justo en tiempo para leer el capítulo de Liliana. Mi enhorabuena, por la gracia con que escribes, es maravilloso pasar por la hostería y deleitarse con semejantes historias.
ResponderEliminar¿Y los "niños", para cuando? Como dice Mary, están tardando...
A ver si os ponéis las pilas y seguís con la historia, que está divertidísima.
Abrazos para todos.
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