viernes, 21 de agosto de 2009

Escena cuarta, en donde la hostería está que arde y otros acontecimientos de ver...

LG

¡¡¡Aaaaaayyyyyy, pero qué caballero ha resultado ser don Santorcaz!!! Tantas hermosas palabras salen de vuestra boca que me dejáis tan desarmada como los piojos al soltar mi peinado… pues claro que no me incomoda que untéis de aceites mis cabellos y menos aún que les diérais masajes con ese donaire tan vuestro.

Debo deciros querido amigo ¿No os incomoda que os llame mi amigo, no es así? Como os decía, así como me veis, con este lujo y porte, fui la amante del infante don Ramiro hasta que éste se desposó con la infanta de los Países Bárbaros, ni más ni menos. Pues sí, que le he adornado la cama casi hasta su adultez y que las artes del amor que hoy ostenta, a mi experiencia se deben. Llegado que hubo el día de las nupcias, su padre dióme abultada dote y los dos escuderos que aquí me acompañan para que dejara el reino en busca de nuevos horizontes, pues claro, le he dicho que se ha de arrepentir, pues sé con certeza que el infante aún necesita varias lecciones, no sea que quiera juguetear con la pequeña desposada en lugar de cumplir como marido… En fin, allá ellos con sus cuitas, que bien sé hacer mi trabajo sin dar explicaciones a nadie…

¡¡Aaaaaaahhhh, Santorcaz!! ¡¡Seguid, seguid!! ¡¡Qué delicia hombre!! Que los piojos querrán quedarse para recibir lo suyo… Podéis comer vuestro ¿cómo ha dicho el pobre infeliz este que se llama? ¿Higos? ¡Pero qué palabreja soez! Que bien otra cosa se me figura… Decía que podéis comer vuestro fruto mientras seguís masajeando mi cabellera, que un poco de dulzor no les viene mal a los pobres bichos.

¡Ah! Ya me habéis dicho que celáis a los pequeñines, pero no debéis hacerlo, pues puedo atenderos con el mismo esmero con que los he atendido a ellos, sólo os pido que no dejéis de masajear… AAAAAAAAaaaaaaaaaahhhhhhhhh.
No sé si fue Dios o el demonio quien os puso en mi camino, pero voto al cielo que quien fuere no se ha equivocado…

Mientras toda la hostería estaba en vilo viendo tamaña escena donde Santorcaz se deleitaba entre la cabeza de la duquesa y los higos de Diego Cerrojo, los pavos que el desgraciado hombrecillo llevaba en la bolsa no hacían más que gorgotear desesperados y Buttarelli no sabía si seguir escanciando vino al barbero o cobrar entrada para la función.

El fraile se santiguaba invocando a los santos por tan bárbara promiscuidad, las gitanas se removían inquietas entre nerviosas risas pensando que había llegado una mujer que podía hacerles sombra en su oficio. Los “escuderos” de la duquesa, hartos ya de ver en cada posada similar alboroto, seguían comiendo despreocupados y en esto estaban los parroquianos cuando la noche cubrió el lugar y se hizo cómplice de la lujuria…

-------------------------------------
MG

¡Por Dios, llamadme amigo!¡Qué graciosas palabras! ¡Qué elocuencia! Oh, mi señora, permítame vuestra merced que yo también me sincere. Ya que aquí donde usted, digo, vuestra merced me ve hablando como un porquero, he de decirle que vengo de noble casa. Mi padre fue el marques de… de… Chupacabras. Supongo que no habrá oído hablar de tal título nobiliario, mas le digo que existió y de no ser por la pérfida envidia de los válidos del rey, hoy este que está aquí presente y que es su más fiel servidor, quizá hubiese gozado de la gracia real y estuviere trabajando en la corte.

Aquí donde me ve con pintas de cabrero, estuve al servicio del rey en Flandes, en donde gracias a mi puntería como arcabucero se rindió Breda, de hecho me veo retratado en un famoso cuadro... del pintor este tan famoso… no no lo recuerdo. A lo que iba, estando en batallas encontré un mayor placer en salvar a mis compañeros heridos que en destruir enemigos, por que todo harta, y heme aquí convertido en barbero…

Entre mentira y mentira continuaba masajeando a la duquesa y recordando sus palabras sus atributos comenzaron a agrandarse, llevándose consigo algún que otro pelo, tales tirones le daba la cosa que mal podía disimularlo y casi todos en la hostería veían al barbero como se retorcía de cintura para abajo sin atreverse a llevar la mano al rescate. Fray Nicasio de León, el inquisidor escandalizado observaba la escena como perro hambriento a la espera de las sobras. Ya que no probaba “bocado” desde que Sor Dámasa decidiese perder la tristeza. Pero no le ponía esto de buen humor no, más bien se violentaba y bufaba para sus adentros: “Lujuria, lujuria”. Las gitanas animadas por el calor comenzaron a hacer una zambra y los pavos, a los que Diego Cerrojo había dejado salir del saco, cogiendo confianza hacían la rueda y gorgoteaban con su loco glu, glu. Mientras su dueño les miraba complaciente, como el padre que ve a su hijo echar sus primeros pasos en el mundo.

Señora, me va a tener usted que dispensar ya que preciso hacer aguas mayores, se conoce que el vino de esta hostería es peleón o tira para vinagre, o se sueña purgante. Siento como si alguien jugase con mis tripas. Por otra parte me clavo la barbera… en el vientre. Créame amiga que nada más me complacería más que continuar con el masaje… mas… ¡Ay, Dios!

Y en esto que el barbero echó a correr se puso en pie el inquisidor como queriendo ocupar su lugar. Su pecho se expandía y se contraía al ritmo frenético de su respiración. Aunque no era lo único que bajo sus hábitos se expandía, pues no se dio cuenta de la terrible hinchazón que empujaba sus ropas. Algunas gitanas al ver esto y echando mano a la guasa cantaron: “Milagro, milagro, milagro, milagrito, milagro.” Los pavos las secundaban con sus gluglus, como un coro de fieles palmeros.

22 comentarios:

  1. HAY DIOS MIOOOOO!!!!!ESTA DUQUESA TIENE MUCHO PELIGRO JAJAJA...SANTORCAZ,MUCHO OJITO NO TE ARRIMES A LAS GITANAS NO SEA QUE TE ATAQUEN LOS PIOJOS DE LA DUQUESA JAJAJAJA.

    GENIAL!!!!

    ResponderEliminar
  2. Malditos piojos, jajajaj. Que buen relato, me ha gustado, no se si los anteriores estan relacionados con este, no los he leído, pero los seguire cuando tenga un ratito.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Mi Dios, qué escena!! Jajajajaja Me reí desde el comienzo hasta el final. Esta duquesa dará que hablar. ¡Vamos Santorcaz no te quedes atrás!
    ¡Por fin un escrito bien diferente! Han demostrado que no humor y calidad, todo se puede.
    ¡¡FELICITACIONES!!

    Lili, genial amiga, y Manuel ¡bravísimo! Se han juntado dos potencias!

    Esperaré ansiosa...

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  4. ¡Rediós! ¿No es un orgasmo lo que siente la excelsa Dama en manos de Santorcaz, el impostor?
    ¡Dejad paso malditos, voto a Dios, que a defender su hombría invito yo a ese truan ante la espada mía!
    Y qué pensar de vos, Marquesa mía,si tal placer mostrais ante tamaños bichejos...¿qué dulce placer sentiréis cuando mis ladillas, grandes como centollos, acaricien vuestro cuerpo?
    Amaestradas están, os lo juro,y hasta expresarse saben en inglés, que no en vano me las prestó su majestad Isabel en su palacio de Birmigan, y desde ese día(cómo pasa el tiempo, ¡si parece que fue ayer!)compañeras son de mi ajetreada vida.
    Ajetreada y triste a partir de ahora, pues en mi frente siento nacer unas astas no provocadas precisamente por el exceso de calcio, sino por vuestro infame proceder.

    ResponderEliminar
  5. Bien decís doña Mari, que los piojos de la duquesa parecieran que están amaestrados y como en manada se mueven, tienden a atacar a todo infiel caballero.
    Esperad a ver, luego me contáis...

    Os agradezco vuestras efusivas palabras.

    ResponderEliminar
  6. Don Francisco Javier, nombre de príncipe tenéis. Me place deciros que sí están relacionadas las escenas y que si podéis, acudid a las tres anteriores que dan origen a ésta, no os vais a arrepentir.

    Gracias vuestra merced, os abrazo también.

    ResponderEliminar
  7. ¡Vaya doña Nirvana! ¡Cuánta algarabía de vuestra parte! Hacéis que la hostería parezca la mejor de las opciones.

    Os estamos agradecidos mi señora, no lo dudeis.

    ResponderEliminar
  8. ¡Pero don Juan, no os apresuréis! Que al parecer, el único placer que la condesa disfruta al momento es el de los masajes de Santorcaz... No os puedo asegurar que por ella mis manos pondría al fuego, pero por el momento está que sólo enciende los cerillos...
    Tened paciencia don Juan que no son astas lo que por el momento os adornan.

    ResponderEliminar
  9. Liliana, por dios, vaya historia!, interesante y divertida a más no poder pero, eso sí, ahora hija mía, tienes que seguir contandonos más, porque no podremos vivir con la incertidumbre... seguirá la duquesa con Santorcaz?, ¿se reproducirán tal vez más o tal vez menos esos piojos?, ¿conseguiran las gitanas aguantar el chaparrón y aprender mientras tanto, o directamente se tirarán a los pelos de la duquesa?, ¿habrá finalmente entradas para la escena? y ¿que fue del Infante don Ramiro?

    Una historia genial. Te mando un besito bien gordo, reina

    ResponderEliminar
  10. Woooow, por favor, aquí se necesita la continuación en forma urgente...
    Apreciadísimos autores, espero que la espera no sea demasiado larga, me salgo de la vaina por saber qué pasa.

    Un placer leerlos. Saludos.

    ResponderEliminar
  11. ¡Tengo calooor!¡Mucho calooooor!

    Desde México.

    ResponderEliminar
  12. ¡Ay doña apm! ¡Cuán impaciente estáis! Yo os comprendo creedme, no en vano comparto con vos este lugar de reunión... Sólo os digo que ya saldréis de las dudas y espero que a vuestro gusto.

    Os agradezco tan fino halago, mi señora.

    ResponderEliminar
  13. ¡Voto a los cielos don Charly! (¿No seréis García me supongo? Jajajaja) Pareciera que la impaciencia ha cobrado vida en esta hostería, pues buen síntoma es y os lo agradezco mucho, pero debéis esperar como todo hijo de vecino, caballero. Ya os despacharéis a gusto, no lo olvidéis.

    A vuestros pies.

    ResponderEliminar
  14. Doña Armida Leticia, ¡Bienvenida señora! Más os aconsejo que aún no os saquéis el abrigo, pues lo bueno está por venir...

    ¡Os saludamos México!

    ResponderEliminar
  15. Tanto tiempo que no venía por la hostería y ahora no dan ganas de irse tan divertida y bien contada que está la historia. Mis felicitaciones, es un gusto y un disfrute.
    Yo, como el resto, esperaré ansioso la continuación.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  16. Muchas gracias Linus, tanto Liliana como un servidor estamos tratando de construir una historia al menos divertida, ya que pensamos que los visitantes lo merecen. Y ciertamente, a nosotros nos está dejando pillados.
    Por cierto, si es usted abogado no se vaya muy lejos, estoy seguro de que Santorcaz necesitará al menos un bufete.

    ResponderEliminar
  17. ¡Ay, qué calor me ha dado de repente! ¡Esta historia es un volcán amigos! Cada día se pone mejor. Es de no creer el alboroto que armó la duquesa y la liviandad de los aprovechadores Santorcaz y ¡hasta el fraile! JAJAJJAAAAAAAAAA
    Por favor, sigaaaaaaan...

    ¡¡Muchas gracias Liliana y Manuel! ¡Son geniales!

    Besos.

    ResponderEliminar
  18. ¡En menudo aprieto me ponéis don Manuel! Que no sé cómo han de terminar tantos calores juntos... Jajajaa

    ¡ESTUPENDO! ¡OLEEEEEE!

    ResponderEliminar
  19. Con todo gusto defenderé a Santorcaz, no sea que nos veamos privados de semejante historia... que el tal personaje da que hablar y mucho, por lo visto, jajajajaja

    ResponderEliminar
  20. HINCHAZÓN EL QUE ME ESTOY DANDO YO DE REIR JAJAJAJA HAY MADRE LA QUE ESTAIS LIANDO...CUANDO VUESTROS COMPAÑEROS SE DESAGAN DE COMPROMISOS Y PUEDAN VOLVER A LA HOSTERIA FLIPARAN...LO ESTAIS HACIENDO GENIAL...SEGUIR ASI,ME GUSTA MUCHO!!!!!

    BESITOS PARA TODOS!!!!

    LINUS,TENIENDO ABOGADO EN LA FAMILIA ME QUEDO MAS TRANQUILA JAJAJAJA...UN ABRAZO.

    ResponderEliminar
  21. Apenas me asomo a tu blog, y quedo epatado por la manera tan graciosa y tejida con fino humor, que entreveo en la mejor narrativa de la picaresca, y un renacentismo, que recupera la magia del buen lenguaje castellan: procaz y baierto con este caballero Santorcaz. Prometo devolverme para agarrar el hilo de esta serie. UN abrazo.

    ResponderEliminar
  22. A Nirvana, Mari y Carlos Augusto así como a los demás seguidores. Procúrense un buen ventilador o bien un aire acondicionado, ya que en los días que vienen la historia se pondrá mucho más caliente, lo sé por que la he visto. Además habrá más de una sorpresa...

    ResponderEliminar

Bienvenidos a "La hostería de Cristófano Buttarelli". Es un honor recibirlos con un vaso de tintillo y todo nuestro afecto. ¡Gracias por vuestra visita!