miércoles, 26 de agosto de 2009

Escena quinta, de cómo sigue el entusiasmo y otras cosas de no creer...

LG

Quedóse la duquesa con los pelos chorreando aceite mientras el fraile, sin darse por aludido por los cantos de las gitanas, tomaba el lugar de Santorcaz en el masaje capilar, y todos veían risueños la carpa que montaban los hábitos negros muy a pesar de su dueño que trataba de cubrirlo con el saco en que Diego Cerrojo había traído los pavos y que ahora le venía de perillas para disimular su calentura.

¡Por los Santos del Cielo! Que la Inquisición os ha instruido como los dioses fraile… er… perdonad, quise decir como un a santo varón… pero no os detengáis, seguid… me siento honrada de serviros con mi presencia…

El fraile, que ya no aguantaba ni la presión que sentía entre las piernas, ni el canturreo sarcástico que le propinaban las gitanas, corrió hacia la puerta excusándose con palabras entrecortadas y cruzándose en ese mismo momento con Santorcaz que corría en sentido inverso, es decir, a retomar su puesto al lado de la duquesa de Piedrabuena, quien se sentía muy a gusto con las idas y venidas de ambos hombres.

Retomando el masaje, el barbero quedóse con la mirada perdida dentro del generoso escote de la duquesa, quien sabiendo las sensaciones que despertaba, empujó su delantera en las propias narices de truhán, mientras el aceite de la cabeza le resbalaba abundante entre sus inmensas colinas.

Mi querido amigo, no seáis tímido, os lo ruego ¿podéis masajear la parte baja de mi cuello ya que estáis? No es mucho el trabajo y juro que os pagaré de buen grado, es que me parece que los piojillos han buscado donde escapar y es justamente allí donde me están picando ahora, mirad si os miento…

Y bajándose aún más el escote, le tomó la mano a Santorcaz y se la puso entre sus protuberancias como si éstas fueran la base de su cogote y el masajeárselas en público fuera a su vez lo más normal del mundo. El barbero se entusiasmó aún más que la vez anterior y una tonalidad rojiza comenzó a invadirle el rostro delatando un nuevo apronte.

El fraile, ya había regresado y quedándose en un rincón, lamentó que el puesto ya estuviera ocupado. El silencio en la hostería era casi total, salvo por algunas risitas ahogadas, pues las expectativas aún seguían en pie. Hacía rato que por aquellos lugares no tenían una velada tan entretenida y aún prometía una nueva función…
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S

- ¡No puede ser! ¡ Ayyy virgensita de los desamparao, si me parece que es er torero ! ¿pero no le había matao un toro en las americas?

- No, Buttarelli, ¡Que a mi niñó no lo han matao! -exclamó la pitones.-

- Pues sólo espero que venga cargao de plata pa pagá.

- ¡ Que no soy una aparición! ¡A las buena noché tengan ustedes!

- ¡Olé ese niño der corral que viene cargao de vida!

- ¡Ay, pitones de mis entretela, cuanto te he echao de menos criaturita!

- Anda y no me seas garboso, que bien te habrás empleao al otro lao der charco.

- ¿Empleao dices? , No digas tonterías, carne de mi carne, que allí no he encontrao jembra más hermosa que tú y que haga tanto honor a su apellío.-dijo echando su brazo por encima del hombro de la fulana.- ¿Y tu tabernero, no te alegras de verme?

- Mentiría si dijera lo contrario, maestro, pero la desconfianza me puede y no sé si viene mejor que se fué.

- ¡Un respeto la figura más grande der toreo tabernero!-exclamó el Tinajas, irrumpiendo en la hostería.-

- Vaya, lo que le hacía farta a Mayo era una granizá, ¿pero tu también has sobrevivío a la temporá?

- Shssssssssss, ten cuidaito con lo que dices tabernero, que er Tinaja ha triunfao a lo grande por toas las plazas der nuevo continente. ¡Que pares de banderilla le puso al cuarto de la tarde en Cali! , "Mulatito" se llamaba el burlaco que pesaba más de 600 kilos y que sorteó con grasia trianera hasta dejarle los palos en lo más alto.

-¿"Mulatito"? , más bien se vería negro colocarle los palitroque a un animal de esa embergadura, ¿no?

- Bueno, ya veo que toro no entiende vuestra mercé. Así que jaga er favó de poné unas jarras der mejó vino aquí.

- ¿Y la Plata?

- ¿La plata, dice? Tinaja, enseñá ar tonto de mercao este la borsa

Y el subalterno, echando mano a su faca sacó un bolson de piel repleta de monedas de plata, que encadiló a Buttarelli e hizo desabrochar un poco más el corpiño a la "pitones" que se desasía en halagos sobre la hombría del torero...

- Bucarito, ¿quién es la dama que resibe er magreo der sacamuela? -dijo el "Tinajas", acercándose a la barra mientras que el torero y la Pitones se sentaban en una mesa cercana al fraile.-

- Es una duquesa de arta arcunia, no se fije en ella porque es mucha mujé pa usté.

- ¿Y tiene parné?

- lo tendrá, pero lo que es seguro que tiene son piojo como ratone.

El fraile, observando el manoseo a dos bandas se secaba el sudor con una mugrosa servilleta sin atreverse a intervenir esperando la oportunidad de juzgar en privado a la duquesa. La pitones, mientras tanto, bajaba su mano por debajo de la mesa buscando empujar urgentemente al torero hacia la alcoba.

- Tranquila mujé, que vengo seco der camino. En er puerto no había ni agua pá los desembarcao. Espera un momento que la vejiga me inquieta y no pueo ni concentrame en ese corpiño que rebosa fruta abundante.

Al paso por el lugar en el que era masajeada la duquesa, antes de salir por la puerta del corral para satisfacer sus necesidades, el maestro fijó sus orbitas en el escote de la distinguida dama y pensó para él...

- (¡Madre der amor hermoso, cuanta hermosura y cuanta carne magra! , ¡juro por los arcangele der sielo que esta no se escapa sin que le pegue una estocá! , pue bueno soy yo)

Al regresar, advirtió desde el portón como el fraile, presa de la lujuria, había tomado asiento junto a la pitones, asi que aprovechando la oportunidad se colocó junto a la dama dando un disimulado codazo a Santorcaz.

- Perdonemé usté distinguida dama, ¿la he podío ver alguna vez en alguna plaza, sacando er pañuelo al viento para que me concedieran un trofeo? ...


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MGS

Acaba de entrar en la hostería Casiana la cordobesa, la desdentada. Es pariente lejana de Carmela y la Pitones. Viene muy deprisa, como si alguien le hubiese dado unos ofensivos azotes en las nalgas. Súbitamente se detiene como buscando a su gente cuando su mirada se cruza primero con Santorcaz y después con Fray Nicasio que revolotea al lado de la Pitones. De nuevo retoma su paso inicial hasta llegar a donde Carmela y las demás primas que en este momento no cantan porque el niño del Corral Candelas y el Tinajas ha disuelto la reunión y las mantiene en trance.

- Prima, - dice sin recato y con el volumen bien alto – cuuushame, que he llegao tarde porque he dao un rodeeeo, y que m´acabo de encontra, un gashó soltando una jiñada como la majá de una vaca y con la pisha que le llegaba al suelo, uf prima Q´alegriiiía, mira si la llega a ve, las vena como los tientaculo de purpo. Una salamanquesa se le subió y tó. Claro yo tan ilusionaita venía to conteeeenta y en la´ squina men cuentro al otro gashó con la mano dentro del hábito y dándole p´alante y p´atrás. Yo cogí y di un rodeo y él bien que se espantó y yo tamié porque resulta que de esso que son deliquisición y tienen musho marfaaario. Míralo, míralo que contento´sta con la Pitones. Permítalo Dio que pase las duquela.

Ahora permítame que detenga un momento el tiempo, ni yo mismo aguanto tanto calor. Como narrador de esta historia tengo un sitio privilegiado para verlo todo y deseo mostrárselo, como si esto fuese un museo de cera y yo fuese un guía turístico. Ya que antes de continuar más adelante he de comunicarle con precisión donde está cada uno de nuestros personajes situados en la hostería. Por cierto, aunque lúgubre y algo pestilente, llena de encanto. Resulta que la gitana tiene razón, la deposición ha sido conforme al simil, aunque por ningún sitio he visto a ninguna salamanquesa, pero como es gitana andaluza ha de ser exagerada. Su entrada ha sido como la de una serpiente en una cuadra, a todos ha sobresaltado la noticia de las dimensiones de lo que cuelga en la entrepierna de Santorcaz. Al primero que ha intimidado ha sido al mismísimo Niño del Corral Candelas que del asombro ha juntado cejas con flequillo y se ha quedado con la palabra en la boca, y sin esperar respuesta de la duquesa ha vuelto con la Pitones. Incluso se ha enterado Diego Cerrojo muy cercano a sus “Chochoviejas” más por recelo que por otra cosa. Fray Nicasio de León, que andaba en la órbita de la gitana y viendo como ésta ha regresado con el torero, ha optado por enfriarse mirando la techumbre de cañas y vigas de madera que se sustentan sobre unos arcos de medio punto, los mismos que han sobrevivido al tiempo y dan fe de que el mismo sitio ha sido hostería, pescadería, establo, vacío, carnicería, hostería de nuevo, tienda de ropa, almacén y en la actualidad café con libros, negocio por cierto de los más ruinosos que haya visto el lugar. Si alguna vez pasan por Sevilla podrán comprobarlo pasando por las calles… perdón, prosigo, el inquisidor miraba la techumbre y sus telarañas, aunque lamentablemente no podía apartar de su pensamiento a Sor Dámasa, aunque gordita, de buen ver y mejor tocar. La duquesa prosigue recibiendo su masaje sintiendo como Santorcaz la encañonaba por la espalda. Qué decir, pues todos en la hostería estaban pendientes de tan abultada escena. Diego Cerrojo, el pobre Diego Cerrojo, también lo observaba, este hombre, no disponía de tan preciado tesoro, tenía lo que se puede decir un tesorillo, y calculó que en este mundo todo se compra o se vende. Y que si un barbero tenía tan buen instrumental, tal vez, quizá, o a lo mejor era por esas pócimas traídas de los países más exóticos. Siete vueltas dio el hombre a la hostería antes de decidirse a acercarse a Santorcaz, Santorcaz que ya no era ni él mismo. Estaba a punto de proponer algo a la duquesa, algo indecente e indecoroso, porque no podía más, ni yo mismo puedo decir cómo se encontraba ese hombre entre aceites, masajes, bultos y pechos.

- Perdone usted, que resulta que veo que usted sabe mucho de todo…

- ¿¡Qué!? – gritó Santorcaz al verse arrancado de su éxtasis.

- Que perdone usted, que resulta que veo que usted sabe mucho de todo…- para matarlo, pensó Santorcaz – y yo soy hombre de negocios que vengo de México y traigo…

- ¡Ya, ya, ya, lo sé! ¿Pero que quiere, no ve vuestra merced que estoy matando piojos?

- Sí, si ya veo, está claro que usted sí que sabe matar piojos, pero yo tengo un negocio que proponerle. Pero en privado, vamos…

- ¡Pero si ya le he pagado los higos chumbos!

- Si no es eso, hombre de Dios, que lo que yo le propongo es otra clase de negocio.

Diego no era capaz de ver los goterones de sudor que bañaban la frente del barbero y mucho menos la mueca de desagrado que le desfiguraba el rostro. Se estaba conteniendo para no coger al mercader por el cuello y alzarlo.

- Mire usted, buen hombre, que a mí, ¿cómo se lo digo? A mí Dios no me ha beneficiado por aquí abajo…

- ¿Y qué quiere yo que le haga?

- Pues nada, yo que creí que usted con esas pócimas y aceites que hacen hervir a las damas…

- ¿Pero qué dice vuestra merced? Baje la voz insensato, ¿no ve que está aquí la inquisición?

- Nada, nada perdone, perdone.

Sin embargo, Santorcaz era hombre de negocios y jamás bajaba la guardia, ni la de arriba ni la de abajo. Sabía que tenía una oportunidad preciosa para vengarse por el alto coste de los higos chumbos y sacar algo de provecho.

- Está bien noble caballero, me da usted lástima, una pena digamos. Más todo necesita un arreglo económico, por supuesto. Le daré a vuestra merced el aceite, pero a cambio me dará los dos chochoviejas que se exhiben cerca de las gitanas.

- ¡Sí hombre! Usted me quiere engañar, que vengo de hacer un viaje a México.

- La duda ofende. Si lo de los chochoviejas es por hacerle a vuestra merced un favor, no sé ni qué hacer con ellos. Además, ¿qué cree?, mi aceite viene del Perú, la tierra de los Incas, ¿por qué cree que se llamaban Incas? De tanto hincarse.

- ¡Ahhhh!

- ¿Por qué cree que está así la duquesa? Piénselo caballero, ahora tiene un gusanillo, una piltrafa, cuando se eche este aceite por la entrepierna hará llorar a los caballos de envidia.

- ¡Trato hecho!

Mientras Santorcaz y Diego llegaban a un acuerdo, Fray Nicasio se levantaba como sonámbulo y se disponía a ocupar el sitio del barbero. Santorcaz al verlo se indignó tanto que se le volvió a apretar el vientre, aunque pensó que era una falsa alarma…

De nuevo reclamo vuestra disculpa, pues ahora mismo yo mismo necesito un respiro. Porque este potaje o guiso de papas se está calentando y me hayo en la tesitura de tener que contarlo todo porque así lo han dispuesto las mentes retorcidas que gobiernan esta historia, ¡qué se habrán creído! Y es que esto de ser narrador omnisciente no está pagado con nada.


17 comentarios:

  1. AHY YA YA YAY ESTO SE ESTA PONIENDO DE LO MAS MMMMMMMMMM...ENTRE ACEITES PIOJILLOS Y PROTUBERANCIAS DE TODO TIPOOOOOOOOOOO...MAMMA MIA QUE ME DA ALGO JAJAJAJAJ...AL QUE LE CORRESPONDA QUE TOME EL RELEVO Y PRONTO QUE ESTO PROMETE JAJAJAJAJ SOIS GENIALES.

    UN BESAZO!!!!!

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  2. NO PUEDE SER,VIRGENCITA DE LOS DESAMPARAOSSSSSSSSSSS...SI ES MI NIÑO DEL CORRAL CANDELA JAJAJAJAJJJ...YA ESTA LA GITANA QUE SE VUELVE LOCA...CUANTITO EL NIÑO SE DE CUENTA DE LA DUQUESA,NI PIOJILLOS NI NA DE NA TO PALANTE JAJAJAJAJ...CUIDADITO SANTORCAZ QUE TE QUEDAS SIN PROTUBERANCIAS QUE TOCAR...HAY MADRE QUE LA HOSTERIA SE ANIMA.

    MIL GRACIAS MAESTRO.

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  3. LAS DO OREJAS Y EL RABO JAJAJAJAJ....SANTORCAZ DESPIERTA HOMBRE QUE TE LA LEVANTAN JAJAJAJ LA DUQUESA DIGO...HAY MADRE !!!!

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  4. ¡WOOOOOW! Y yo que pensaba que ya había pasado lo mejor...
    Estimados autores ¡se superan cada día!
    Por favor sigan...

    JAJAJAJAJAAA ¡IMPERDIBLE!

    Saludos cordiales

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  5. i¡EXCELENTE! Todo, la Idea, el Ingenio, la Letra, la mano que empuña -prodigiosa- la pluma y el bendito nunca bien hallado ¡Equilibrio!

    Aterricé acá desde el blog de fotos de una colega de escritura (Margarita:
    www.vistasdesdemiobjetivo.blogspot.com) Así en el cielo como en la tierra y en internet, jaja, suelen ser de caprichosos los caminos de la vida, pero como sea, me da gusto este sitio, así que te agrego a mis blogs amigos. Fíjate, por favor, si no concuerdas, me avisas y te quito. Todo bien, onda Zen.

    Felicitaciones y mi admiración.

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  6. Maritaaaaaaa, vaya emoción amiga, jajajajaja Tranquila que de la hostería no se va nadie y menos sin pagar. Que despacito se disfruta más... esta historia.

    Besazos, reina.

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  7. Paciencia Nirvana que lo mejor está por llegar, pero pasito a paso, no sea que se nos espanten tan peculiares caballeros y ni contar de la duquesa... A estas alturas los piojos deben haberse calcinado, jajajaja.

    Cariños y a esperar.

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  8. Bienvenida Turkesa, te doy las gracias en nombre de Manuel, Salmorelli, José Antonio y yo misma, todos halagados por tu comentario.
    Y a no asombrarse: todos los caminos llegan a la hostería de Buttarelli...

    Un fuerte abrazo.

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  9. ¿Y cuál debe ser mi actitud ahora ante tamaña afrenta? Todos, al parecer, beber del agua de mi adorada duquesa intentan.
    Si suficiente no fuere con soportar al barbero y a los exaltados inquilinos del cabello, un fraile inquisidor y calenton, de pene tan enorme como precoz eyaculación, y un torero aparecieron.
    Hambrientos de sexo llegan el torero y su compadre "Tinajas", el banderillas, quien escasea de todo menos de plata y de ladillas, y presumen ambos de tirarse a cualquier pendón que por los ojos les entre, sin atender a las razones de su gitana, que tan buena está que si no fuera tan guarra, por joder al torero ese, me la tiraba yo.
    Temo, pues, no haber acertado en mi decisión de pernoctar en la hostería, pues además de recibir el desprecio de la dama, de beber vinagre a precio de vino, de ver como fraile y barbero, avergonzados ellos, se masturban en el excusado a costa de la abundancia de senos mostrada en el escote de mi amada, y rodeado de bichos infames que hacen cosquillas a todos los asistentes desde las ingles a la cabeza disfrazados de ladillas y corriendo entre sus dientes, con los pavos corriendo en la sala y en el aire flotando las púas de los higos, y comparando desolado el tamaño de mi viril miembro con lo que crece bajo la sotana del fraile, creo que montarme en mi alazán y salir corriendo es lo más prudente.
    Y es lo que decido.
    ¡Adiós, duquesa de Piedra buena! Márchame pues a otro sitio.

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  10. MANUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE !!!!!CADA DIA FLIPO MAS CONTIGO...YO NO SE QUE DECIR PERO DESDE LUEGO DE AQUI NO ME MARCHO NI CON AGUA CALIENTE...PIENSATELO BIEN ANTES DE DECIDIR NADA...OLE OLE Y OLE ME ENCANTA.

    LILIANA,SALMORELLI,MANUEL OS FALTA OTRO PUNTAL Y TODO SERA PERFECTO.

    AMIGOS SOYS GENIALES,GRACIAS!!!!

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  11. ¡¡Aaaay madre mía!! Esta hostería sigue dando que hablar... ¡Menudo lío se ha armado en torno a la duquesa!
    Será de ver cómo continúa y seguramente para no perdérsela...

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  12. Pero don Juan, no os ofendáis hombre, la duquesa es ligera de cascos por lo visto, pero si abandonáis la lucha, no conseguiréis más que perderos esta historia. Recapacitad pues...

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  13. ¡Gracias doña Marita por vuestros halagos!
    Me he despertado por estas tierras lejanas y al acercarme a la hostería, me he encontrado con tanta gente que no supe dónde sentarme...
    Pero no os preocupéis que no soy persona de quedarme de pie, que ya veré dónde ubico mi silla. Jajajajaja

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  14. ¡Válgame Dios! ¡Estos calores son contagiosos! Olé por mi niña y olé por todos los demás, que buen equipo haceis.
    Seguid con la historia, pues es excelente.

    Saludos para todos.

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  15. Gracias Linus, el equipo agradece de muy buen gusto tus palabras.
    Seguiremos...

    Cariños.

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  16. ¡¡De no creer, ha aparecido el mismísimo Niño del Corral!!
    ¡¡Pobre Santorcaz, me le han quitado la inspiración!! ¿Ese Diego Cerrojo no se ha dado cuenta de que estaba siendo inoportuno? Jajajaja

    Cuánta impaciencia por seguir leyendooooooo.

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  17. Y la que se viene Nirvana ¡para alquilar balcones! Hay que ir sacando entradas porque se agotarán pronto. Jajajajajaja

    Paciencia, paciencia... todo llega.

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Bienvenidos a "La hostería de Cristófano Buttarelli". Es un honor recibirlos con un vaso de tintillo y todo nuestro afecto. ¡Gracias por vuestra visita!