lunes, 23 de noviembre de 2009

CAPÍTULO XIV: "Oleeeeeeeeee... por el arrepentido".

LG

Mientras el Niño se dejaba curar por la Pitones, de los picores que se le habían subido hasta las narices, la Duquesa terminaba su paloma al ajillo, quedando satisfecha por todos los lados que puede uno hacerlo, de manera tal que ya le estaba agarrando la modorra de la siesta cuando cayó en la cuenta de que sus propios picores la acuciaban más que de costumbre, quizás porque ellos también habían lidiado en la alcoba junto al torero. Así que no alcanzándole las manos para rascarse la cabeza, pidió a la Rosario que le preparara en su alcoba un tonel de agua tibia para tratar de ahogar los piojos y para sacarse el hedor que le había quedado encima luego de la revolcada.


Solícita, la Rosario, llamó a los gritos a dos de sus ayudantes de cocina para que subieran el tonel a los aposentos de Isabel:


¡A ver Manolín, Juan Luis! ¡Venid enseguida! Vaciad el tonel donde se ha remojao el Niño, que entre la grasa de la cocina y los olores que traía el torero, el agua ha quedado pa´matar cucarachas. Llevadlo luego a las habitaciones de la Señora y llenadlo con agua limpia… eso sí, añadidle unas ramas de romero y tomillo pa´que el oló no se sienta, no sea cosa que la señorona, además de piojosa nos endilgue la culpa de sus desventuras cuando llegue el duque.

Así lo hicieron los ayudantes, tal cual la Rosario se los había pedido. De modo que comenzaron a subir cubos de agua para llenarlo hasta más arriba de la mitad, añadiéndole luego las especias que su patrona había indicado. Una vez terminada la tarea, la Rosario avisó a la dama que su baño estaba listo.

La Duquesa subió las escaleras casi repitiendo los pasos del torero, pero no por el garbo de la arena, sino por los picores que la acuciaban. Su altísimo peinado estaba a medio desarmar y parecía una puta barata de los andurriales, tal era la imagen que daba. Al llegar a la alcoba, tardó unos cuantos minutos para sacarse la ropa sucia, sudada y piojosa que llevaba puesta y pegada a la piel. Terminó de soltar su cabellera larga y poblada de inquilinos, los mismos que quedaron flotando en la superficie del agua, cuando Isabel, en su total desnudez, se sumergió en ella.

En eso estaba la señora, bien relajada y casi adormilada, cuando la puerta de la alcoba se abrió silenciosamente y en el vano de la puerta apareció nuevamente el Niño, dispuesto a cerrar los “negocios” que ya había comenzado. Muy suelto de cuerpo y sin abandonar su estampa, a pesar de los picores y de los aceites que le había untado la Pitones, se desnudó rápidamente y se metió, no sin esfuerzo (pues el tonel era demasiado chico), junto a la complacida Duquesa. Los “negocios” se desarrollaron con el mismo fragor de unas horas antes, tanto es así que el agua del tonel ya era ahora un caldo, que aunque con bastantes especias, no dejaba lugar a dudas de su hedionda procedencia.

Las aguas se meneaban al compás de la pareja, de suerte tal que saltaban por los aires y se derramaban por el suelo, y filtrándose por debajo de la puerta, bajaban en torrente por las escaleras hasta el salón de la misma hostería.
Las gentes del lugar en principio se alarmaron, pero tranquilizados por la Rosario que se presentía la escena, cada cual prosiguió con su faena. Menos la Carmela, que en su desaire, corrió a buscar a la Pitones para acicatearla:

Ají tiene tú con tu torero, que se la ejtá pasando de fiejta con la señorona. Andalé con tuj´amorej… Jajajajaja


Salió la Pitones, como alma que se lleva el diablo, y colorada de rabia como el diablo mismo en un par de zancadas subió las escaleras hacia las habitaciones. Cuando llegó a la puerta de la alcoba donde se estaba cocinando el caldo, de un empujón abrió la puerta cuyo golpe restalló en toda la hostería… Allí estaba su gitano, en un cuenco y cocinándose a fuego vivo junto a la intrusa.

La gitana terminó de perder los estribos, lo que no perdió fue el habla, que... ¡Por Dios! Se escuchó hasta en el infierno de los toreros…
Los parroquianos se estaban haciendo un festín sin par, aquello era para alquilar balcones…

11 comentarios:

  1. AY DIOS MIO Y YO QUE PENSABA QUE EL ARREPENTIMIENTO DE MI NIÑO ERA DE VERA!!!!YO DE LA PITONES PRIMERO REVOLEABA A LA CARMELA POR MALAJE Y A LOS DOS PIOJOSOS LES CORTABA LAS UÑAS JAJAJAJAJAJAJ...MUY BUENO LILI,QUE ARTE TIENES CHIQUILLA!!!!!

    UN BESAZO

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  2. ¡No se puede creer! ¡El Niño otra vez al ruedo! Y llegó solito... jajajajajaja

    En menudo lío se metió ahora con su gitana y la Duquesa... ¿Cómo saldrá de ésta?

    Quiero que sigan, porfi.

    Buenísimo.

    Muchos besos.

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  3. Vamos a ver con qué se descuelga la Pitones despechada, Marita... Ahora sí que va a arder Troya me parece. Jajajajaja

    Gracias, reina.

    Besotes.

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  4. Enredos de faldas que le dicen, Nirvana, aunque aquí más bien es enredo de piojos... jajajaja

    Toda una intriga la reacción de la gitana. ¡Hay que imaginarse a los dos piojosos en el tonel! Jajajaja

    Ya seguiremos, a no desesperar...

    Mil gracias. Besotes

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  5. Oleeeeeeee por el Niño del Corral ¡Eso es arte! Pero quiero ver a su gitanilla en semejante situación... jajajajaja

    También es arte lo que hacéis aquí, que no he visto hasta ahora nada más majo por estos sitios.

    Saludos a Salmorelli y mil besos para ti, mi niña Liliana

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  6. Enhorabuena por tu blog, y tu magnífica entrada. Volveré, seguro. Un fuerte abrazo

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  7. Paciencia, Linus, ya nos enteraremos que pasará con este triángulo amoroso. Vamos a ver cómo escapa el Niño de ésta, jajajajaja

    Gracias de parte de Salmorelli y mío, amigo.

    Cariños.

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  8. Bienvenido Herodes de la Bética, agradezco mucho tu comentario, y te cuento que si bien esta entrada es mía, el blog tiene cuatro autores. El próximo capítulo será de Salmorelli.

    Esperamos que nos vuelvas a visitar.

    Gracias.

    Un abrazo.

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  9. Ja,ja,ja,... genialisimo, genialísimo!... anda con el Niño y su cuerpecito serrano y olé, haber ahora como sale de semejante lio, que verse entre la Pitones y la Duquesa parece bastante peor que torear solito una corrida de seis Miuras, y no me extraña ná que los parroquianos estén con sillas y en primera fila, que mínimo se arma en la hostería un dos de mayo y sin franceses a la vista, ay por dios, que aquí va a haber tomate y de los gordos

    Lili, genialisimo...

    Un besote, de esos enormísimos

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  10. Es verdad apm, de sólo pensar en la que se armará entre las "señoras" y el Niño que bien se las trae... Jajajajaja

    A seguir la historia amiga, yo también espero que Salmorelli nos sorprenda :)

    Gracias, dulce.

    Besazos.

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  11. Un trato con demasiadas corridas y de toros con cuernos bien afilaos. Este torero tiene una lidia enrevesá, no se puede con dos toros bravos a la vez, aunque la voluntad se afane y el servicio le sea grato, con rasquiñas, inquilinos y baños de aguas termales a la sazón del fulgor corporal, yo me temo que puede ser muerto de una corná, eso si no lo derrite antes la lava del volcán… besos, besos, besos, Antoñi

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