sábado, 10 de octubre de 2009

CAPÍTULO VI: Isabel prepara el terreno…

LG

La duquesa de Piedrabuena, flanqueada por don Víctor y el noble caballero, el duque don Alfonso Antúnez y Antúnez, de Valladolid, había cambiado su cara por completo luego del trato hecho con la Carmela, pues ahora lucía una sonrisa de oreja a oreja y los caballeros que la acompañaban no alcanzaban a saber el motivo, ni lo alcanzarían a saber por el momento…

Decidme don Víctor ¿Cuándo debéis marcharos por vuestros negocios? Bueno sería que yo lo supiera, de forma que avisada, pudiera echar mano de algún entretenimiento… campesino durante vuestra ausencia, tal vez podría hacer labores de bordado... –dijo la duquesa en tono risueño pero convincente-. Y vos mi señor –dirigiéndose al duque Alfonso con mal disimulada zalamería-, no olvidéis que es necesario que arregléis el asunto de vuestra herencia para que nos podamos desposar lo antes posible. Creo que es tanta mi ansiedad para que llegue ese día que os pido humildemente que sea mañana mismo que partáis a por los títulos de propiedad que os pertenecen…

Don Víctor y el duque intercambiaron una mirada de fastidio. Era cierto que la duquesa de Piedrabuena se desposaría con él, pero era un mero contrato matrimonial que beneficiaría a ambos: a don Alfonso, porque a través de este matrimonio accedería a la fortuna familiar que su tío le legara, previa cláusula de que debía casarse para hacerse cargo de ella; a la duquesa, porque con singular “carrera” en cuanto a hombres se refería, añoraba poseer la fortuna del duque y vivir en palacio, aunque tenía bien en claro que su futuro esposo, como no podía ser de otra manera, llevaría la cornamenta de cien venados, aunque esto a ella no le quitaba el sueño en absoluto.

Mi señora –dijo Antúnez y Antúnez-, hemos decidido con don Víctor, salir al amanecer, es lo más rápido que podremos hacer. Pero no os preocupéis, os dejaré escolta de dos hombres para que no seáis molestada en nuestra ausencia.

No creo que sea necesario, don Alfonso –le replicó acercándose a su oído y acariciándole castamente el brazo-, estas gentes son de buen corazón y no hay de qué preocuparse, id pues con Dios y dejadme en mis labores de invierno que podré superar vuestra ausencia dedicándome a ellas…

¡No se hable más del asunto! –Dijo imperativamente el duque, que no confiaba en absoluto en Isabel, tal el nombre de la duquesa-. Os dejaré una escolta como es menester a la futura esposa de un noble.

Isabel sintió que le hervía la sangre en las venas pero hizo un esfuerzo por esbozar una sonrisa de complacencia. Ya habría tiempo de desquitarse del cerdo de don Alfonso ¡Habráse visto tamaña ofensa! ¡A ella, a la deseada por los hombres de toda la corte! Se juró que apagaría sus fuegos ni bien la comitiva subiera a sus caballos… pues al día siguiente vendría el famoso Niño del Corral Candelas, su amante más apasionado. Además, pensó que burlar a la guardia que le dejaba su prometido, sería más excitante y lujurioso aún…

15 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. ¡Isabel! ¡La duquesa se llama Isabel! Por fin podemos saber el nombre de la fogosa dama... y hablando de fogosa, no quiero imaginarme su encuentro con el Niño... jajajajaaja

    A desquitarse del duque maleducado y mandón, bien que se merece la cornamenta, jajajaja

    Buenísimooooooooo.

    Besos y más besos para repartir entre los dos.

    ResponderEliminar
  3. TODITO CONTROLAO QUE LO TIENE,LABORES DE INVIERNO JAJAJAJJA,HAY DIOS MIO,QUE SE AGARRE LOS CALZONES MI NIÑO DEL CORRAL PORQUE AQUI NO SE ESCAPA NADIE...QUE PELIGRO TIENE LA PIOJOSA JAJAJJA!!!!!!

    BESITOS.

    ResponderEliminar
  4. En el reto, está derrotar el veto. No sirven los aspavientos que enturbian aún más las aguas turbias. La serenidad es maquiavélica disfrazada de honesta doncella, si se arropa con complacencia de lujuria y de ella hace gala con sonrisa de gran dama….
    UIf, que nos espera aquí, sonrisas hasta el desliz mas impío que en propiedad se puede sufrir, quiera la piedad, adueñarse de mí. Puede que el escándalo transcienda la red y me halle yo en serio compromiso, despertando carcajadas a quien no sabe de qué va la cosa, jajajaja…. Besos, besos, besos… Antoñi

    ResponderEliminar
  5. ¿La duquesa despechada por su caballero? No quiero imaginarme de qué forma se vengará... jajajaa
    Esto está cada día mejor, amigos. Espero el siguiente capítulo ansiosamente.

    Un gran saludo a todos, estupendos relatos.

    ResponderEliminar
  6. Sí Nirvana, un nombre de reina para una... ¿cómo decirlo? una arrolladora mujer... Jajajja
    Cuando se desquite de su prometido será... mejor no te cuento, ya lo leerás.

    Besoooos.

    ResponderEliminar
  7. Ya quiero yo ver las "labores de invierno", Mari, jajaja
    ¡Ah! Todavía no sabemos si los aceites de Santorcaz le exterminaron los piojos... jajajaja

    Besotes.

    ResponderEliminar
  8. Muy doncella no se la ve a la dama, Antoñi :)
    En cuanto a vuestras carcajadas, no os preocupéis, a mí me pasa lo mismo y ya se han acostumbrado en mis entornos, jajajaja

    A seguir pues, que vuestra merced no se arrepentirá.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  9. Tu pregunta se contestará en los siguientes capítulos, mientras tanto a estar alerta... en cualquier momento se viene el próximo.

    Muchas gracias de parte del equipo, Charly.

    ResponderEliminar
  10. Me encanta esta historia Felicidades Un abrazo iSTHAR

    ResponderEliminar
  11. Delicioso esa puesta de cachos, que se avecina de Isabel con su amante más enconado. UN abrazo. Qué bien relatas¡. Carlos

    ResponderEliminar
  12. Un blog original, interesante,
    mi enhorabuena.

    Un saludo
    http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  13. Muchas gracias Ishtar, es un gusto para nosotros...

    Cariños.

    ResponderEliminar
  14. Será para ver, Carlos, no te vayas...

    ¡Muchas gracias!

    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Bienvenido Jesús, gracias por tu comentario. Te visitaremos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Bienvenidos a "La hostería de Cristófano Buttarelli". Es un honor recibirlos con un vaso de tintillo y todo nuestro afecto. ¡Gracias por vuestra visita!