domingo, 13 de diciembre de 2009

CAPÍTULO II: De la cuarta aparición en aquella noche de perros…

LG

Y cuando parecía que ya nada ni nadie más, podía sorprender a los presentes, por cuarta vez en aquella noche helada se abrió la puerta de la hostería. Los pocos parroquianos que a esa hora quedaban y los forasteros que habían llegado momentos antes, dirigieron su mirada hacia la puerta de roble, inmensa, maciza y bastante maltrecha merced a haber sufrido sin querer, los palos de los innumerables altercados que allí se armaban.

Lo dicho, en el vano apareció una figura menuda enteramente embozada. Vestía el chaval, pues eso parecía, una capa marrón deslucida y hasta los pies, con una capucha que le cubría la cabeza casi por completo, dejando apenas espacio para que los ojos no quedaran tapados. Llevaba al hombro un saco viejo de color indefinido y de abultada apariencia. Los copos de nieve le resbalaban de encima y derritiéndose en el camino, se hacían charco a sus pies.

La concurrencia quedó expectante, Santorcaz esperaba que el extraño tuviera larga cabellera que tusar o dientes tan podridos que necesitara de su servicio. Casiana la cordobesa, miraba con interés libidinoso, sin importarle la presencia del barbero, en cambio Servando del Pilpozo, mantenía una sonrisa afable y bonachona y en sus ojos se notaba una cierta satisfacción.

La Carmela acudió solícita para ayudar al extraño a quitarse la capa, mientras dejaba en el suelo, el saco viejo. Si todos estaban atentos al fulano, la sorpresa se adueñó del lugar cuando se descubrió bajo la capa a un fiel exponente de… ¡un pirata! O para mejor decir, de un pichón de pirata…

No tendría más de veinte años el chaval en cuestión. Llevaba un pañuelo atado a la cabeza y anudado en la nuca. La camisa que asomaba por debajo de su chaleco ostentaba una serie de volados blancos y puntillas de seda pura, las botas hasta la rodilla, negras y en punta, estaban rematadas por grandes hebillas doradas que hacían juego con las cadenas de oro que llevaba al cuello y los innumerables anillos que adornaban sus dedos, a razón de dos por cada uno de ellos.

Su cara aniñada e imberbe se esforzaba por demostrar un gesto de suficiencia que no tenía. El silencio sepulcral que se había posado en la hostería se rompió cuando el chaval, quiso dar unos pasos hacia el mesón donde estaba Buttarelli mirándolo, y al no reparar en su propio saco que estaba en el suelo, se lo llevó por delante cayendo ostentosamente con las raíces para arriba (nótese vuestras mercedes, que mi recato me impide decir que quedó culo pa´arriba).

Las gitanas y todos los demás, se deshicieron en sonoras carcajadas, menos el anciano que se limitó a bajar la cabeza y a esbozar una sonrisa divertida. La Carmela, ni lerda ni perezosa corrió hacia el niño que yacía en una posición nada elegante y con las mejillas arreboladas por la vergüenza.

Levantesé mi arma, que aquí no ha pasao ná, –le dijo tratando de no reírsele en la cara- dejemé que lo ayude a ponerse en pie, no sea que las cucarachas del lugar se lo lleven a usé pa´l nido. –Todos volvieron a reír. Cortado por la situación pero con cara de rabia, el chaval dijo con una voz poco varonil (para qué negarlo):

No os riáis tan livianamente, señores, tenéis el honor de estar hablando con Juan de Ratatuille, el Sanguinario, pirata de los mares del Caribe, y como veréis, mi nombre os dice la fama que he cogido en esos mares de Dios …

Uno de los borrachos, levantó la cabeza que descansaba sobre la mesa y dijo a voz en cuello: -Perdone usté vuestra noble alteza, pero por lo visto usté es sanguinario solamente en alta mar, porque lo que es en tierra más parece un niñato que fiero pirata.

Una nueva andanada de carcajadas retumbó en la hostería. Juan el Sanguinario, había caído, sin darse cuenta, en un lugar más asqueroso que la bodega de su propio barco…

M.G.

Ajeno a todo lo que comenzaba a cocinarse en el figón de Butarelli, apareció un ser con el calzón medio caído y una barba de años llega a la puerta de la hostería, mira el cartel de la puerta y deduce que allí puede comer algo caliente. Hace frío, no se sabe por qué extraño conjuro ha nevado en Sevilla. El individuo se rasca el trasero, la cabeza y el culo de nuevo. Duda si entrar o no. Intenta recordar lo que le dijo su padre, algo sobre que intentase parecer que no fuese él mismo, lo cual es algo sumamente difícil. Se palpa la faltriquera, sí, sigue teniendo dinero. Toca un pequeño morral que lleva a la espalda del que sale un olor a queso inconfundible. En ese momento varios viandantes, pasan a su lado y salen despedidos como si una fuerza superior los alejase. De su cuerpo, sale invisible un tufillo que emborracharía a una rata. El tipo se rasca la barriga, aún se haya indeciso, lanza al aire una especie de gruñido no se sabe muy bien por qué. Seguía recordando lo que le dijo su padre, las instrucciones para moverse por la ciudad, ¡bah!, las había olvidado, además qué podía saber su padre de ciudades. ¿Cómo fue, cómo fue qué le dijo?

- Hijo mío, se me antoja que pacéis mucho con las cabras y antes de que te me hagas un cabrón te has de enmendar. Te marcharás a la ciudad en busca de mujer y cuídate mucho de traerte una pelandrusca. Que para eso ya tenemos a la Manola.

- Pero papa, yo no sé qué decirle a una mujer.

- Y yo que lo sé, pero no puedes estar toda la vida dándole alegrías a las cabras, ya es hora de que me hagas abuelo. Y no creas que las mujeres son como las bestias, hay que hablarles… eso va a ser un problema. Hijo, tan sólo tienes que parecer que tienes dineros y no debes ser como eres, vamos que nadie vea que eres un burro. Mejor no hables.

- ¡A ver papa en qué quedamos!

- Que hables poco, ¡copón!, Vamos a ver, vamos a ver, déjame pensar. Escucha bien lo que te dice tu padre y seguro que triunfas…

Pero Casimiro Cuevas en ese instante se puso a pensar en las nalgas de la Juliana, anchas y llenas de vellos como el tocino de ibérico, ¡ay qué rica!, la vio una vez en el campo dando rienda suelta a su vejiga, y desde entonces esta erótica visión le traía nublado el ánimo. A todo esto su padre cha, cha, cha, y no se enteró de nada.

- Anda corre y ve a Sevilla a ver lo que te traes, que allí hay mozas que por comer a diario se zampan a un mozo aunque sea como tú. A ver si me haces abuelo de verdad, porque si no cualquier día una cabra parirá un fauno.

- ¿Eso qué es papa?

Ahora mismo llevaba tres días en Sevilla paseando y alimentándose únicamente de queso. Mirando arriba y abajo, observando a los barcos flotar, ¡qué misterio!, los carruajes llenos de ruedas que dan vueltas y de pájaros que se cagan encima suya. Además por si fuera poco nevaba, pero era navidad y era tiempo de milagros, hasta ahora las mujeres que se le habían acercado nada más verlo y olerlo se retiraban. No sabía muy bien por qué, pensaba rascándose el trasero.

Allí se encontraba pensativo ante un tablero colgado por dos trozos de cadena oxidada y llena de una extraña nieve, lleno de garabatos en donde cualquier persona que supiese leer sabría que había llegado nada más y nada menos que a la Hostería de Cristófano Butarelli. Tenía que entrar porque la vieja ciudad de Sevilla esta noche tenía canas.

17 comentarios:

  1. HAY MADRE!!!! ¿Y AHORA UN PICHON DE PIRATA???...LA CARMELA COMO SIEMPRE EN SU LINEA ¿AYUDAR?, VEREMOS LO QUE LE DURAN ESOS ANILLOS EN SUS MANOS JAJAJAJJ...MUY BUENO LILI A VER QUE PASA AHORA.

    UN BESAZO ENORME!!!!

    (soy la de siempre jajajj la Mary)

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  2. Hola:

    Sabes e visitado varios blog, pero debo sacarme el sombrero ante este bello blog, las historias que cuentas acá, de alguna manera nos llevan a España. Para quienes vivimos en el último lugar del mundo (CHILE). es grato conocer cosas como estas, se les agradece.

    También queremos agradecerles por visitar nuestro blog, y seguirnos. Siempre serán bienvenidos a nuestro blog.

    Sus amigas del blog Xena y otras series.

    Llunere y Dora.

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  3. "Con las raíces para arriba"... jajajajajaja Me causó muchísima gracia ver esta frase que tanto usamos aquí, tan galantemente usada en la hostería...

    Lili, es lo que yo digo ¡Genia!

    Besos

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  4. Será de ver Marita, no te quepa la menor duda, con Santorcaz y Pilpozo estamos hechos, jajajaja

    Besazos reina, ya me di cuenta que eras vos, imposible no saberlo :)

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  5. Bienvenidas Llunere y Dora. Les doy las gracias por sus palabras en nombre de Salmorelli, Manuel y mío. Además les cuento que los caballeros aquí presentes vienen de la Madre Patria, pero yo de su hija, Argentina :)

    Muchos cariños.

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  6. Gracias Nirvana, vos sabés lo que me divierto escribiendo en la hostería, es un gusto saber que los demás disfrutan de la misma manera...

    Besotes.

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  7. ¡Ay Dios! Un tipo que saca monedas de oro de sus bolsillos y otro que lo lleva entre los dedos... demasiada tentación. Esto es como un caramelo en la puerta del colegio.
    ¿Que Draco es Lamary? Pues no lo había notado.
    ¿Que Chile es el último lugar del mundo? Creí que era mi pueblo, será cuestión de perspectivas.
    Y Nirvana, me da que más de un personaje se quedará con las raíces para arriba.
    Salud.

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  8. Verdad que tienes arte, niña, pareces española con la soltura que te manejas.
    Muy buen capítulo, creo que esta nueva historia será para caernos de la risa. Con Salmorelli y Manuel, hacéis un grupo estupendo.

    Un abrazo para todos.

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  9. Manuel y Salmorelli, cuiden de la hostería en mi pequeña ausencia, antes de Navidad vuelvo, a ver con qué me sorprenden... jajajaja

    Besotes gigantes. ¡Hasta la vuelta!

    Ojo con Draco... la dejo vigilando este antro :)

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  10. ¡Oleeeeeeee Linus! ¡Gracias! Es que no me apellido García por haber venido de la Galia... jajajaja

    Cariños de parte del trío insuperable :)

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  11. PUFFF JAJAJAJAJJAJ...A MENUDA VIGILANTE DEJAS,NO TE PREOCUPES QUE LA MAS REBELDE SOY YO JAJJAJAJJAJ....VUELVE PRONTO!!!!!!

    UN BESO ENORME!!!!!

    MARY.

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  12. Siiiiiiiii Marita, estoy por subir al avión y sigo entrando a la hostería, jajajajaja

    Ya estás lista para manejar el mesón :)

    Besos a todos. Chauuuuu

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  13. Aprovecho que no está Liliana para dar un golpe de estado como Dios manda, queda fundada la República Popular de la Hostería, por lo que os debe quedar claro un par de cosas:
    -Las cosas no son como son sino como y digo que son.
    -Aquí hay libertad para leer lo que yo democráticamente ordene.
    Por lo que para mañana traeréis leído el Luises de Yois, y la tercera parte de el Quijote, la venganza de Sancho.
    P.D. Como himno me gusta la marsellesa aunque habrá que cambiarle la letra porque apenas la entiendo.

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  14. Creo que el Casimiro tiene un problema con las nalgas de la Juliana, jajajajjaj,¿o se trata de una cabra?Anda anda, que se esta preparando una buena....(Recuerda Manuel,que estoy al cuidado del meson,asi que de golpes de estado nada,TEJERO jajajajajj.

    Un beso.

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  15. Veo que tu relato a dado para mucho jejeje

    Aunque ando apurada con los preparatrivos de las próximas fiestas, he venido a visitarte y dejarte una fuerte abrazo y mis mejores deseos.

    Tu imágen navideña va muy bien.

    Cariños de
    Ro

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  16. ja,ja,ja, !menuda se ha armao en la Hostería!, y menuda también la que se avecina, con ese sanguinario pichón-pirata lleno de anillos de oro y que se queda con las raices pa´rriba, el barbero (del que soy especialmente fans) la Casiana, la Carmela y la Pitones y el de las cabras que busca esposa !pobre!, está la hosteria en un aqui se le arma un belen al Buttarelli en menos que canta un gallo, y Lili que se nos ausenta pero dejando el cuidado de la hosteria a Marita... y anda que está la hosteria como pa no cuidarla, con la de cosas sabrosonas que ya apuntan maneras, pues venga, cuidadora y escritores al tajo, que ya los demás estamos con las manos prestas para el aplauso

    Lili, Salmorelli y Manuel, un besote, de los gordísimos

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  17. ¡Dios mío! La hostería es cada vez más antro, parece que los nuevos personajes son tanto más raros que los anteriores, jajajaja

    ¡Excelente!

    (Eso sí, nada de golpe de estado porque no está Lili, Marita, hay que poner a estas gente en su lugar... jajajaja)

    Saludos a todos.

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Bienvenidos a "La hostería de Cristófano Buttarelli". Es un honor recibirlos con un vaso de tintillo y todo nuestro afecto. ¡Gracias por vuestra visita!