jueves, 30 de abril de 2009

Don Alfonso, el amante

Isolda, cubrid vuestra desnudez con el calor de mis labios que han quedado prisioneros en los contornos de vuestro cuerpo.

Dejadme una vez más ser el hechicero que os quita el aliento en cada jadeo de amoroso placer y os lleva sin pensarlo al éxtasis de la gloria.


Dejadme acariciaros hasta que mis dedos pierdan el tacto de tanto repasar las lujuriosas curvas que me ofrecéis sin reparos, que soy caballero mi bienamada, pero sobre todo soy un hombre sediento de amor desenfrenado.

Vuestros gritos de placer son como el estruendo de las olas al romper contra la roca, son el canto embriagador de la sirena que me atrae hacia los abismos negros de sensaciones inimaginables.
¡Sois mía, Señora! ¡Sois mi musa y mi vida!

¡Cielos, no dejéis al ingrato sol asomar en el alba! ¡Que esta noche sea eterna, como eterno será mi amor por Isolda!
¡Cielos, perpetuad la noche, no descolguéis la luna!

6 comentarios:

  1. ¡Cielos,perpetuad la noche,no descolgueís la luna!... Hayyyyyy,tengo el corazón...Es casi como una de mis canciones,Reloj,no marques las horas...
    Precioso,Liliana gracias...

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  2. ¡Ufff! ¡Qué romántico Lili! Me ha encantado, amiga, me transporto a esos tiempos con semejante caballero.
    Cariños.

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  3. Gracias a vos Mari, sabía que te iba a gustar. Y el corazón no sé cómo lo tenés, pero espero que te dure para toda la historia... jajaja
    Besos mil.

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  4. Bueno Nirvana, parece que el romanticismo ha pegado... Gracias. A mí me encanta que te transportes, eso sí, es medio difícil que te encuentres con el caballero... jajaja
    Besos.

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  5. ¡Hola Carla! ¡Gracias! ¡Qué gusto encontrarte por aquí, bienvenida!
    Besotes.

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